Tu propio camino: cómo decidir sin depender de las referencias ajenas.
No todas las referencias deben tomarse como referencia
En la vida, no todas las referencias deben tomarse como referencia. A veces, escuchar demasiadas opiniones puede alejarnos del rumbo que ya teníamos claro.
Vivimos rodeados de ruido externo, de consejos, de experiencias ajenas que muchas veces no encajan con nuestra realidad. Por eso, es importante tener claridad sobre hacia dónde vamos y cuál es nuestro objetivo personal.
La sociedad de las referencias
Hoy en día, parece que necesitamos la aprobación o experiencia de los demás para decidir. Sin embargo, debemos recordar que cada experiencia es única y que cada persona le da su propio matiz.
Estamos tan inmersos en la duda y la incertidumbre que, muchas veces, terminamos delegando nuestras decisiones. Y aunque las referencias pueden ser valiosas, conviene preguntarnos:
¿se ajustan realmente a mi forma de ver la vida o a mi meta personal?
Escuchar sí, pero decidir por ti mismo
Personalmente, me considero alguien muy abierto a escuchar opiniones, pero eso no me impide probar, innovar y seguir mi propio camino.
Un ejemplo sencillo: cuando vas a visitar un restaurante nuevo y lo comentas con tus amigos, seguro escucharás toda clase de opiniones. Sin embargo, tu experiencia será solo tuya, y solo tú podrás valorarla.
Lo mismo sucede con las decisiones importantes de la vida. A veces pedimos consejo a personas que apreciamos, pero terminamos cambiando de parecer solo por el peso de su opinión. Y, aunque escuchar sea necesario, decidir por uno mismo es fundamental.
Tres ejemplos que ilustran esta idea
1. Mudanza
Decides mudarte porque la convivencia con tus vecinos se ha vuelto complicada. Consultas con amigos cuáles son los mejores lugares del sector. Sus consejos te pueden servir, pero todo dependerá de tu propio estilo de vida. En este caso, la referencia te sirve un 50 %.
2. Emprendimiento gastronómico
Abres un restaurante y buscas comentarios sobre los platos, el servicio o el ambiente. Las opiniones te ayudan, sí, pero solo hasta cierto punto. Digamos un 60 %. El 40 % restante dependerá de tu enfoque, constancia y pasión.
3. Salud emocional
Estás pasando por una etapa difícil y decides contárselo a unas amigas (aunque lo ideal sería acudir a un profesional). Recibes distintos consejos, pero la clave está en tu disposición al cambio. La referencia puede ayudarte un 40 %, pero el 60 % lo pones tú.
Reflexión: ¿cuánto aportas tú a tus propios proyectos?
Tras leer estos ejemplos, te propongo una pregunta:
¿Qué valor le das tú a una sugerencia, opinión o consejo en tu vida?
Todo está creado, pero cada uno de nosotros puede mejorarlo con su propio esfuerzo. Lo que haces por ti mismo genera mejores resultados y una satisfacción más profunda que seguir el camino de otros.
Escribe, analiza, crece.
Te invito a probar un ejercicio que me ha ayudado mucho a reenfocarme:
📘 Escríbelo todo. Tus sentimientos, tus proyectos, tus malestares del momento, incluso si pasaste el día sin ganas de hacer nada. No importa la coherencia, lo importante es vaciar la mente.
Hazlo durante al menos tres días. Luego, analiza lo que escribiste:
- Subraya lo que se repite.
- Marca lo negativo.
- Destaca lo que te da satisfacción.
Así te darás cuenta de cómo estás viviendo tus días y qué te gustaría cambiar. A medida que vayas revisando tus días, te darás cuenta de que tan productivo han sido y que te gustaría cambiar. Recuerda hacerlo cuando te sientas desenfocado.
Y si aun así sientes que no puedes avanzar, recuerda: buscar ayuda profesional es una de las decisiones más valientes que puedes tomar.
Aprende a cuidar tus planes
Dice un viejo refrán: “En boca cerrada no entran moscas”.
No lo digo por las opiniones, sino porque a veces involucramos a personas en nuestros planes que no aportan, y que incluso nos cargan de energía negativa. Eso frena tu crecimiento, tanto personal como profesional.
Así que… ¿sabes quién o que está retrasando tu crecimiento?
Vivimos en una era de “intelectuales cibernéticos”, donde todos opinan y se autoproclaman expertos en todo. El teclado se ha convertido en una herramienta de poder, pero no todos lo usan con conciencia. Por eso, aprende a filtrar: no todo lo que lees merece tu atención.
Tu camino, tu ritmo
Enfócate en lo tuyo.
No importa si vas despacio o si avanzas tan rápido que te asustas. Disfruta el viaje, aprende una habilidad nueva, reinvéntate si algo no sale como esperabas.
Y si decides mantenerte en un solo camino, hazlo a tu ritmo, pero con propósito.
Al final, lo importante no es cuánto te inspiras en los demás, sino cuánto construyes desde ti mismo.
✨ “Lo que haces por ti genera más satisfacción que seguir lo que otros ya hicieron.”

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