Arroz Blanco y negro (Reflexión)


 

Lecciones en los pequeños detalles

Hoy ha sido un día lleno de aprendizaje. No siempre nos damos cuenta de que las lecciones más valiosas pueden surgir de los momentos más inesperados. En uno de mis turnos, una paciente me pidió algo que, a simple vista, parecía absurdo: separar dos tipos de arroz, negro y blanco.

Al principio, no pude evitar sentirme molesta y cuestionarme por qué me había tocado a mí hacer algo así. Me pareció una tarea inútil y frustrante. Sin embargo, como no tenía alternativa, comencé a separar los granos uno por uno. Con cada grano que apartaba, mi enojo crecía. Sentía que estaba perdiendo el tiempo en algo sin sentido.

Pero después de unos 15 minutos, ocurrió algo curioso: me di cuenta de que mi enfado había desaparecido. Me había sumergido en la tarea sin darme cuenta y, al relajarme, mi mente comenzó a buscar una forma más eficiente de hacerlo. Fue entonces cuando surgió una mejor idea para terminar más rápido.

Este pequeño ejercicio me dejó una gran enseñanza: muchas veces, cuando nos dejamos llevar por la frustración y el enojo, nos cegamos ante soluciones más sencillas y efectivas. En cambio, cuando logramos calmar la mente y aceptar la situación, somos capaces de encontrar mejores caminos.

No siempre podemos elegir las circunstancias, pero sí la actitud con la que las enfrentamos. Aprender a fluir con lo que la vida nos pone por delante, en lugar de resistirnos, nos permite crecer y fortalecer nuestro futuro.

Seguimos aprendiendo y fluyendo…

Comentarios

Entradas populares